✍️ Ni tan alto ni tan bajo. Cómo elegir el piso ideal en un edificio (y no arrepentirte)

Elegir el piso equivocado puede volverte la vida imposible. Ruido, calor, inseguridad o gastos ocultos: lo que nadie te cuenta antes de firmar

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Elegir el piso ideal no es subir o bajar números. Es encontrar ese lugar donde la ciudad molesta menos y la vida fluye un poco mejor. Y eso, se nota todos los días.


Elegir el piso en un edificio suele parecer una pavada. “Total, todos son iguales”, pensamos mientras miramos el plano o caminamos rápido por el departamento. Pero no. El piso que elijas puede cambiar -para bien o para mal- tu rutina diaria, tu descanso, tu bolsillo y hasta tu humor un lunes a las siete de la mañana.

No es lo mismo vivir en planta baja con rejas que en un décimo piso con vista abierta. No se siente igual un departamento que vibra con cada colectivo que uno que flota en silencio por encima del ruido urbano. Y tampoco pesan igual los gastos, la seguridad, la temperatura o el acceso cuando falla el ascensor.




Planta baja: comodidad inmediata, pero con letra chica

La planta baja suele seducir por razones prácticas. Subís y bajás sin escaleras, no dependés del ascensor y, en muchos edificios, tenés patio o expansión propia. Para personas mayores, familias con cochecito o quienes cargan cosas a diario, es tentadora.

Ahora bien, la planta baja también tiene su contracara. Más ruido. Más miradas curiosas. Más exposición. En ciudades grandes, esto se traduce en rejas, cortinas siempre cerradas y una sensación de estar “más en la calle” de lo que uno quisiera.

Además, suele ser el piso más vulnerable en términos de seguridad. No es paranoia: es estadística. Y ojo con la humedad, especialmente en edificios antiguos. Ese olor leve que al principio “no molesta” puede convertirse en un problema serio con el tiempo.

👉 Ideal para: personas con movilidad reducida, adultos mayores, quienes priorizan accesibilidad inmediata.
👉 Menos recomendable si: buscás silencio, privacidad o una sensación de refugio.


Pisos bajos (1° a 3°): el equilibrio frágil

Los primeros pisos son una especie de zona gris. No estás tan expuesto como en planta baja, pero tampoco tan aislado como más arriba. Muchos los eligen pensando que combinan lo mejor de ambos mundos.

En la práctica, dependen mucho del entorno. Si el edificio da a una avenida transitada, el ruido sigue presente. Si da a una calle tranquila, puede ser una muy buena opción. La luz natural mejora un poco, aunque todavía puede verse afectada por árboles, marquesinas o construcciones linderas.

Un detalle clave: en edificios con muchos departamentos, estos pisos suelen ser los más usados para escaleras. Traducido: más tránsito humano, más portazos, más pasos.

👉 Ideal para: quienes quieren evitar el ascensor pero no vivir a nivel calle.
👉 Dato no menor: revisá bien la orientación y el entorno inmediato.

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Pisos intermedios: el punto justo (para muchos)

Entre el cuarto y el séptimo piso suele aparecer el famoso “piso ideal” para una gran parte de la gente. ¿Por qué? Porque ahí se logra un equilibrio bastante logrado entre luz, ruido, temperatura y seguridad.

El ruido de la calle ya llega amortiguado. La luz natural mejora notablemente. La sensación de intimidad se vuelve más real. Y, salvo cortes prolongados de luz, el ascensor funciona como aliado, no como problema.

Eso sí: no todos los edificios son iguales. Un sexto piso interno puede ser oscuro y silencioso; uno al frente, luminoso pero expuesto. Acá conviene visitar el departamento en distintos horarios. La mañana y la tarde cuentan historias distintas.

👉 Ideal para: quienes buscan balance sin extremos.
👉 Sensación típica: “Acá podría quedarme varios años”.




Pisos altos: vista, aire y cierta paz mental

Vivir en un piso alto tiene algo de aspiracional. Más cielo. Menos bocinas. Mejor ventilación. En días pesados de verano, ese viento cruzado puede sentirse como un regalo.

Pero no todo es postal. Los pisos altos suelen ser más calurosos, sobre todo en edificios sin buena aislación térmica. El sol pega más fuerte. Y cuando el ascensor falla —porque pasa—, subir diez, doce o quince pisos no es anecdótico.

También hay una distancia emocional con la calle. A algunos les encanta. A otros los hace sentir aislados. Es personal, pero vale pensarlo antes.

👉 Ideal para: quienes priorizan vistas, tranquilidad y luminosidad.
👉 Advertencia realista: chequeá gastos comunes y mantenimiento de ascensores.


El último piso: privilegio o problema encubierto

El último piso suele venderse como joya. Y muchas veces lo es. Nadie arriba. Más silencio. A veces, terrazas propias o expansiones generosas. Pero también es el piso que más sufre los problemas estructurales.

Filtraciones. Calor excesivo. Techos mal aislados. No pasa siempre, pero pasa más de lo que se admite. Un edificio bien construido lo resuelve; uno regular, no tanto.

Antes de enamorarte, preguntá. Literalmente. ¿Hubo filtraciones? ¿Cómo responde el consorcio? ¿Qué tipo de techo tiene el edificio?

👉 Ideal para: quienes valoran privacidad y vistas.
👉 Clave: revisar el historial del edificio, no solo el departamento.

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Ascensores, escaleras y vida cotidiana

Elegir piso no es solo elegir altura. Es elegir cómo te movés todos los días. Un edificio con un solo ascensor y muchos pisos puede volverse un problema silencioso. Esperas largas. Apuro. Mal humor compartido.

Las escaleras, en cambio, son subestimadas. Para pisos bajos e intermedios, pueden ser una ventaja. Para los altos, una opción de emergencia… nada más.

Pensá en tu rutina real. No en la ideal. ¿Salís apurado? ¿Volvés cargado? ¿Tenés chicos, mascotas, bici?




Gastos, reventa y valor a futuro

No todos los pisos se cotizan igual. Los intermedios y altos suelen tener mejor reventa. Los extremos -planta baja y último piso- dependen mucho del estado del edificio y del perfil del comprador.

Además, algunos consorcios distribuyen gastos de manera distinta según piso o metros, pero el mantenimiento de ascensores impacta más en quienes viven arriba, aunque no siempre se perciba así.

Elegir bien hoy también es cuidar tu inversión mañana. Incluso si decís que “no pensás vender”.


El piso ideal es el que encaja con tu vida

No existe el piso perfecto en abstracto. Existe el piso correcto para vos. Para tu momento. Para tu forma de vivir la ciudad.

Elegir bien es hacerse preguntas honestas. Escuchar al cuerpo. Imaginar un martes cualquiera, no solo el día de la mudanza.

Porque al final, el piso ideal no se mide solo en metros ni en altura. Se mide en cómo te sentís cuando cerrás la puerta y decís, casi sin darte cuenta: “Sí, acá estoy bien”.




Preguntas Frecuentes



¿Qué piso es más seguro en un edificio?

Generalmente los pisos intermedios y altos ofrecen mayor seguridad que planta baja y primeros pisos.

¿Los pisos altos son más calurosos?

Sí, suelen recibir más radiación solar, sobre todo si el edificio no tiene buena aislación térmica.

¿Conviene evitar el último piso?

No necesariamente, pero es clave revisar filtraciones, aislación y mantenimiento del techo.

¿Qué piso se revende mejor?

Los pisos intermedios y altos, con buena luz y orientación, suelen tener mayor demanda.

¿La planta baja siempre es más barata?

En general sí, aunque patios, expansiones o usos profesionales pueden elevar su valor.