✍️ Abrís la canilla y no pasa nada: cómo solucionar la falta de presión de agua

Abrís la canilla y apenas gotea. Ducharte se vuelve una batalla diaria. La baja presión de agua tiene causas… y soluciones posibles

✍️ Abrís la canilla y no pasa nada: cómo solucionar la falta de presión de agua en casa - facundopolo.com

La presión de agua no es solo una cuestión técnica. Es confort, rutina, humor. Resolverla -o al menos entenderla- cambia la experiencia diaria.


No es una catástrofe, pero se siente así. Estás por bañarte, apuradísimo, y el agua cae con la fuerza de una llovizna triste. O peor: el lavarropas tarda una eternidad en cargar y la mochila del inodoro parece pedir auxilio. La baja presión de agua en casa es uno de esos problemas domésticos que desgastan. No gritan, pero molestan todos los días.

En Argentina, este inconveniente es más común de lo que parece. Edificios antiguos, cañerías cansadas, tanques mal ubicados, bombas que no dan abasto, cortes programados o no tanto. A veces es algo simple. Otras, una combinación de factores que se encadenan como fichas de dominó.




Cómo detectar si el problema es tuyo o del suministro general

Antes de desarmar media casa, conviene frenar un segundo y mirar alrededor. Literalmente.

Probá algo simple: preguntale a un vecino. Si vivís en edificio, fijate si en otros departamentos pasa lo mismo. Si estás en una casa, mirá si en la cuadra hay quejas similares. Cuando la presión baja de golpe y afecta a varios, suele tratarse de un problema en la red pública: trabajos de mantenimiento, roturas, consumo elevado en horas pico.

En muchas ciudades, especialmente en verano, la presión cae durante ciertas franjas horarias. El sistema no siempre da abasto. En esos casos, poco podés hacer más que esperar… o adaptarte.

Ahora bien, si el problema es solo en tu vivienda, ahí sí vale la pena investigar puertas adentro. Y hay varias pistas que ayudan.


El tanque de agua: ese gran olvidado del techo

El tanque es como el corazón del sistema doméstico. Si falla, todo el cuerpo lo siente.

Primero lo básico: ¿Está lleno? Parece obvio, pero no siempre lo es. La boya puede trabarse, la válvula puede perder, o directamente el tanque puede no estar cargando como debería.

Segundo punto clave: la altura. En casas y edificios bajos, el tanque necesita estar lo suficientemente elevado para generar presión por gravedad. Si está muy bajo, el agua llega, sí, pero sin fuerza. Es como querer tomar con sorbete una bebida espesa: algo pasa, pero cuesta.

También influye el diámetro de salida del tanque. Conexiones angostas limitan el caudal, especialmente cuando se usan varios artefactos al mismo tiempo. Ducharse mientras alguien lava los platos puede convertirse en una experiencia frustrante.

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Cañerías viejas: cuando el paso del tiempo se nota

Este es un clásico. Casas con décadas encima, caños de hierro galvanizado, sarro acumulado como colesterol en las arterias.

Con los años, las cañerías se van cerrando por dentro. El agua encuentra menos espacio para circular y la presión cae. No importa cuánto abras la canilla: el cuello de botella está adentro.

¿Cómo sospecharlo? Si la presión fue empeorando de a poco, sin cambios bruscos, y la vivienda es antigua, es una posibilidad clara. A veces también aparece agua amarronada o con olor metálico.

La solución definitiva suele ser el recambio de cañerías. No es barato ni rápido, pero mejora la presión, la calidad del agua y evita problemas mayores a futuro. Es una inversión que se siente… para bien.




Aireadores y filtros tapados: pequeños culpables, gran impacto

A veces, el problema no es grave ni costoso.

Las canillas modernas suelen tener aireadores en la punta: pequeñas piezas que mezclan aire con agua para ahorrar consumo. Con el tiempo, se llenan de sarro y residuos. Lo mismo pasa con algunos filtros de duchas o calefones.

Resultado: el agua sale débil, irregular, sin ganas. La solución es tan simple como desenroscar, limpiar con vinagre o reemplazar la pieza. En cinco minutos, la diferencia puede ser enorme.


Bombas presurizadoras: cuándo valen la pena (y cuándo no)

En edificios bajos, dúplex o casas con poca altura de tanque, las bombas presurizadoras suelen ser la salvación. Aumentan la presión de manera constante y hacen que ducharse vuelva a ser un placer.

Pero ojo: no son mágicas ni universales. Antes de instalar una, hay que verificar que la red interna esté en buen estado. Una bomba en cañerías viejas puede generar pérdidas, ruidos y muchos dolores de cabeza.

Además, en edificios, muchas veces se necesita autorización del consorcio. Y no todas las zonas permiten su uso directo sobre la red pública.

Bien elegida e instalada, una bomba puede cambiar por completo la experiencia diaria. Mal colocada, se convierte en un problema nuevo.

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Horarios críticos y hábitos que influyen más de lo que creés

La presión de agua no es constante durante todo el día. Hay momentos críticos: temprano a la mañana, al mediodía y a la noche. Justo cuando todos quieren bañarse, cocinar, lavar.

En esos horarios, la demanda se dispara y la presión baja. No es que tu casa funcione mal: es el sistema en conjunto el que está exigido.

A veces, cambiar hábitos ayuda. Ducharse un poco más tarde. Evitar usar varios artefactos al mismo tiempo. Parece menor, pero suma.

Es como el tránsito: si todos salen a la misma hora, hay embotellamiento. El agua también se congestiona.




Cuando conviene llamar a un profesional (y no improvisar)

Hay un punto en el que el “hágalo usted mismo” deja de ser buena idea. Si revisaste tanque, canillas, horarios y el problema sigue, llamar a un plomero es lo más sensato.

Un buen profesional puede medir presión, detectar obstrucciones, evaluar cañerías y recomendar soluciones concretas. No parches.

Improvisar puede salir caro. Una conexión mal hecha, una bomba mal instalada o una cañería forzada pueden generar pérdidas ocultas, humedad y gastos mayores.


Convivir con la baja presión (si no hay solución inmediata)

No siempre se puede resolver todo ya. Presupuesto, permisos, obras pendientes. Mientras tanto, hay formas de sobrellevar la situación.

Existen duchas diseñadas para baja presión, que optimizan el chorro. También termotanques y calefones compatibles con menor caudal. Pequeños ajustes que hacen la vida más llevadera.

Aceptar que el problema existe no es resignarse. Es ganar tiempo hasta poder encararlo bien. Y evitar que cada ducha sea una pelea perdida.



Preguntas Frecuentes



¿Por qué hay poca presión de agua solo en algunas canillas?

Suele deberse a aireadores tapados, cañerías internas obstruidas o recorridos más largos que pierden fuerza.

¿La presión baja puede dañar el calefón o termotanque?

Sí, especialmente los calefones a gas, que necesitan un caudal mínimo para encender correctamente.

¿Es legal instalar una bomba presurizadora?

Depende del municipio y del tipo de conexión. En edificios, suele requerir aprobación del consorcio.

¿La baja presión aumenta el consumo de agua?

Indirectamente sí: al tardar más en realizar tareas, se termina usando más tiempo y más agua.

¿Cambiar cañerías realmente mejora la presión?

En viviendas antiguas, el recambio suele generar una mejora notable y sostenida en el caudal y la presión.