¿Vas a reformar tu hogar? Guía fácil para armar tu presupuesto (sin gastar de más)

Si vas a encarar una obra, no empecés a lo loco. Con un presupuesto bien armado evitás sorpresas, discusiones y el temido “me quedé corto de plata”.

¿Vas a reformar tu hogar Guía fácil para armar tu presupuesto (sin gastar de más) - facundopolo.com
Una de las mayores preocupaciones de cualquier propietario es cuánto costará realmente la obra y cómo controlar esos gastos.


Mirá, te lo digo como alguien que vio de todo: la mayoría arranca sin un presupuesto claro. Después vienen los problemas, las discusiones con el albañil, los aumentos inesperados y los “Che, esto no estaba incluido”.

Mas de uno, en su primera reforma, se confió. Pensé: “Bah, total es solo cambiar pisos y pintar”. Terminaron gastando el doble porque no habían calculado ni la mitad de las cosas. Aprendieron a los golpes. Y no quiero que te pase lo mismo.

Así que hoy te voy a contar cómo armar un presupuesto de construcción para tu casa sin morir en el intento.

¿Por qué el presupuesto es la brújula de tu obra?

Un presupuesto es como el GPS de la obra. Si no lo tenés, te perdés. Y cuando te perdés en una reforma… ¡agarrate!

Sirve para:

● Ver en frío cuánto te va a costar todo.
● Poner en la balanza a distintos contratistas.
● Saber dónde podés ajustar y dónde no conviene escatimar.
● Evitar esos “gastos fantasmas” que aparecen de la nada.

Una clienta me decía siempre: “Prefiero una mala noticia antes de empezar, que un susto en el medio de la obra”. Y tiene toda la razón.


Definí el alcance de la reforma (ni más, ni menos)

Acá está la clave. Tenés que sentarte y decir: “¿Qué quiero cambiar exactamente?”.

No es lo mismo hacer un baño nuevo que renovar toda la casa. No es lo mismo tirar una pared que pintar un cuarto. Parece obvio, pero mucha gente arranca sin tener claro qué quiere. Y cuando no sabés qué querés, gastás de más.

Un tip: escribilo en una lista. “Cambiar cerámicos del baño, renovar griferías, pintar paredes”. Cuanto más claro, mejor el número final.

{inAds}

Los materiales: donde se te puede ir la mitad del presupuesto

En Argentina los materiales cambian de precio más rápido que el dólar, así que ojo. Recomiendo pedir mínimo tres presupuestos en corralones distintos. Y no te olvides de los “detallitos”: pegamento, pastina, selladores… porque cuando los sumás, es plata en serio.

Un consejo personal: agregá un 10 o 15% de extra. Porque siempre falta algo, o se rompe, o te enamoraste de una grifería más linda. A todos nos pasa.

La mano de obra: lo barato puede salir caro

El otro gran monstruo del presupuesto. Acá hay dos caminos:

1. Por día o por hora: pagás lo que se trabaja. Flexible, sí, pero ojo… hay que estar encima.
2. Por obra completa: precio cerrado. Parece más caro al principio, pero a veces conviene porque sabés de entrada cuánto te va a salir.

No te quedes con el más barato, porque después aparecen frases como: “Uy, eso no estaba incluido”. Mejor pedir todo por escrito, rubro por rubro.


Los gastos que nadie te cuenta (pero que existen)

Acá está el verdadero enemigo del presupuesto: los gastos escondidos. Te tiro algunos:

● Honorarios del arquitecto o maestro mayor de obras.
● Permisos municipales (sí, en algunas ciudades no podés tirar una pared sin permiso).
● El flete del corralón.
● Herramientas que no tenés y hay que alquilar.
● Seguros para los obreros, si la obra es grande.

A veces pagás más en permisos y fletes que en pintura. Así que anotá todo, aunque parezca mínimo.

{inAds}

Cómo armar tu presupuesto paso a paso

El presupuesto no tiene que ser un jeroglífico. Armalo como si fuera una lista de compras, pero prolija:

1. Datos tuyos y del contratista.
2. Descripción de qué se va a hacer.
3. Materiales con precio unitario y total.
4. Mano de obra detallada.
5. Plazos de cada etapa.
6. Forma de pago (anticipos, cuotas, etc.).
7. Fecha de validez (en Argentina, 30 días es mucho, ojo).

Y si podés, pedí que te lo armen en Excel o papel. Pero que quede por escrito.

Trucos para ahorrar sin meter la pata

No todo es gastar y gastar. Se puede ahorrar, pero con inteligencia:

Reutilizá lo que tengas: puertas, azulejos, hasta mesadas se pueden pulir y quedan como nuevas.
Comprá en mayoristas: el mismo piso puede costar la mitad.
Segundas marcas buenas: hay cerámicos espectaculares sin ser de primera línea.
Hacé la obra en etapas: primero lo urgente, después lo estético.
Negociá la mano de obra: podés conseguir un mejor precio.

Eso sí: nunca, nunca, nunca ahorres en lo que afecta la seguridad (electricidad, gas, estructura).


Controlá el presupuesto como si fuera tu billetera

El papel aguanta todo, pero en la obra los números se mueven. Mi recomendación: llevá un cuaderno o una planilla y anotá todo, cada gasto. Desde un tornillo hasta la bolsa de cemento.

Guardá facturas, tickets y hacé un control semanal. Y dejá un fondo de imprevistos (mínimo 15%). Siempre hay algo que se rompe o se cambia a último momento.

Así evitás la típica frase: “¿Cómo puede ser que gastamos tanto?”.




Preguntas Frecuentes

1. ¿Cuánto conviene guardar de extra para imprevistos?

Mínimo un 10 a 15% del total. Menos que eso es jugar a la ruleta.

2. ¿Es obligatorio tener arquitecto en todas las reformas?

No siempre. Pero si vas a tocar paredes, instalaciones o estructura, sí o sí. Te evita problemas legales y técnicos.

3. ¿Qué pasa si el contratista me pide más plata en el medio?

Si tenés un presupuesto firmado, solo debería ajustarse por aumentos de materiales. Por eso es clave dejarlo todo escrito.

4. ¿Cómo hago para que no me cobren de más en materiales?

Pedí cotizaciones en distintos corralones, compará y, si podés, pagá con entrega inmediata. El precio cambia todo el tiempo.

5. ¿Cada cuánto hay que actualizar el presupuesto?

En Argentina, cada 30 días como mucho. Los precios vuelan y lo que valía hoy, mañana ya no.