¿Compraste para reformar? Evitá estos 3 errores antes de empezar
Puertas mal ubicadas, muros inamovibles y ambientes sin luz. Qué mirar con lupa antes de comprar una vivienda antigua para evitar sorpresas costosas

Reformar una casa antigua tiene algo romántico: recuperar la historia, ponerle tu sello, hacer que ese lugar tenga sentido para vos. Pero también puede convertirse en un laberinto si no detectás a tiempo ciertos errores de base. ¿Vale la pena invertir en una vivienda usada? Sí. Pero con los ojos bien abiertos.
En esta nota, te contamos qué tres detalles estructurales pueden transformar esa ilusión en una reforma cuesta arriba. Y, sobre todo, cómo evitarlos.
Una casa con historia puede ser un hallazgo… o un laberinto difícil de adaptar
Tenés la ilusión de reformar. De convertir esa casa antigua, con pisos de pinotea y techos altos, en tu próximo hogar. Todo parece alineado: la zona te gusta, el precio no se va tanto del presupuesto y ya te imaginás dónde iría la cocina. Pero, ojo: hay detalles estructurales que no se ven en una primera visita, y que pueden darte más dolores de cabeza que alegrías.
La verdad es que muchas veces nos dejamos llevar por el potencial estético o el valor emocional del lugar. Y es lógico. Pero si hay algo que aprendieron quienes ya pasaron por una reforma, es que no todo se puede modificar. Ni todo sale como uno imagina.
El arquitecto Edu Saz lo resume con una frase que, aunque suena exagerada, tiene mucho de cierto: “Nunca compres una casa usada si tenés que entrar por una esquina”. ¿Tan grave puede ser? En realidad, sí. Y no es el único detalle al que hay que prestarle atención.
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1. Entrar por una esquina: el inicio de un recorrido poco funcional
Parece una pavada, pero entrar por una esquina del plano puede afectar toda la distribución interior. ¿Por qué? Porque obliga a atravesar un pasillo largo para llegar a cualquier otro ambiente. Y ese pasillo, lejos de ser un conector elegante o práctico, muchas veces solo está ahí... ocupando espacio.
En casas más chicas, ese recorrido resta metros valiosos y rompe la posibilidad de tener zonas bien definidas. Además, dificulta organizar los ambientes en dos sectores: uno social (como el living y la cocina) y otro más íntimo, con los dormitorios.
Lo ideal sería que el ingreso esté ubicado en un punto más central. Así, desde el primer paso, la casa se siente equilibrada, más fluida. Como cuando entrás a un lugar y todo tiene sentido, sin tener que cruzar pasillos interminables ni adivinar dónde queda cada cosa.
2. Muros de carga donde más estorban
Todos sabemos que tirar una pared puede cambiarlo todo. Pero, ¿qué pasa cuando esa pared no se puede tocar? Los muros de carga son esos elementos que sostienen el esqueleto de la casa. Están ahí para que todo no se venga abajo. Literal.
Ahora bien, cuando esos muros están justo en el medio de la planta, el margen de maniobra se reduce muchísimo. Si soñabas con una cocina integrada al living o con un comedor amplio, puede que tengas que olvidarte de eso… o invertir mucho más de lo previsto.
Saz lo explica así: “Los muros de carga hacen que nunca puedas compartir el espacio de las habitaciones que están una al lado de la otra”. Y si la casa es chica, esa rigidez se siente aún más. Por eso, antes de enamorarte del entorno o del precio, conviene llamar a un profesional y hacer una evaluación estructural. Es una de esas decisiones que te pueden ahorrar tiempo, dinero y frustraciones.
3. Casas tipo tubo: la oscuridad no siempre se arregla con pintura blanca
Seguro las viste: casas angostas, alargadas, una habitación detrás de la otra, sin ventanas en los costados porque comparten medianeras con construcciones vecinas. Son las típicas “casas tipo tubo” (no confundirlas con las "casas chorizo"). Y aunque muchas tienen su encanto, también vienen con una trampa silenciosa: la falta de luz natural.
En este tipo de viviendas, es muy común que la cocina o el baño no tengan ventanas. A veces, incluso el living queda en el fondo, aislado y oscuro. Y ahí no hay lámpara ni dicroica que compense esa sensación de encierro.
¿Se puede solucionar? A veces sí, con una reforma a fondo: abrir un patio interior, sumar claraboyas o rediseñar por completo la disposición. Pero no siempre es viable, sobre todo si el presupuesto es ajustado o si hay restricciones estructurales.
¿Cómo pensar una reforma inteligente desde el inicio?
La clave está en mirar más allá de lo visible. No se trata solo de cambiar revestimientos o elegir grifería. Una buena reforma empieza por entender cómo circula la luz, cómo se conectan los espacios y qué tan flexible es la estructura original. Algunos consejos básicos:
Ubicá el acceso en una zona equilibrada. Si está bien posicionado, podés diseñar una circulación fluida, sin pasillos inútiles ni recorridos eternos.
Separá claramente la zona social de la privada. El área de día (cocina, comedor, estar) debería recibir la mejor luz natural. Dormitorios y baños, mejor en zonas interiores y silenciosas.
Hacé rendir cada metro. En casas más chicas, cada rincón cuenta. Evitá pasillos largos o ambientes que solo sirven de paso.
Estudiá la orientación solar. Saber por dónde entra la luz a la mañana o dónde pega el sol en invierno puede cambiar por completo la ubicación del living o el escritorio.
Antes de comprar, asesorate. No firmes sin una consulta técnica. Una visita con un arquitecto puede revelar mucho más que una tasación o una inspección superficial.
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Preguntas frecuentes
1. ¿Por qué una entrada en la esquina del plano puede ser un problema?
Porque obliga a diseñar pasillos largos para llegar a otras áreas. Eso complica la distribución y le quita funcionalidad al plano.
2. ¿Qué pasa si quiero derribar un muro de carga?
Podés hacerlo, pero con mucho cuidado. Requiere cálculo estructural, permisos y una obra más compleja y costosa.
3. ¿Cómo reconozco una casa tipo tubo?
Es alargada, sin laterales libres, y suele tener ambientes conectados en fila. La luz entra solo por el frente y el fondo.
4. ¿Qué distribución se recomienda en una casa reformada?
La zona social (living, comedor, cocina) debe estar donde haya más luz. Los dormitorios y baños, mejor en áreas interiores, tranquilas.
5. ¿Vale la pena reformar una casa con estas limitaciones?
Puede valer la pena si sabés en qué te estás metiendo. Con el asesoramiento adecuado, muchas veces se puede encontrar una solución creativa y funcional.
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