Consumidor inmobiliario: ojo con lo que firmás (después no hay vuelta atrás)

Comprar una propiedad es un sueño enorme. Pero también un lío. Mi trabajo como profesional es ayudarte a que no te pase lo peor

Consumidor inmobiliario ojo con lo que firmás, porque después no hay vuelta atrás - facundopolo.com

Te lo digo de frente: como corredor inmobiliario he visto de todo. Gente que compró con los ojos cerrados y después se pasó años en los pasillos de Tribunales. Y también clientes que, por asesorarse bien desde el inicio, terminaron con las llaves de su casa sin historias.

El problema es que comprar una propiedad en Argentina no es solo elegir un techo. Es meterse en un mundo de contratos, papeles y promesas que, si no las entendés bien, te pueden jugar en contra.

Por eso existe la figura del consumidor inmobiliario, y gracias a las leyes que nos amparan, hoy los compradores están más protegidos que nunca. Y sí, te hablo en primera persona porque yo mismo, en mi día a día, soy testigo de cómo esta protección puede marcar la diferencia.

¿Qué significa ser un consumidor inmobiliario?

A ver, lo pongo fácil: sos consumidor inmobiliario cuando comprás para vos, tu familia, solo para vivir. No para hacer un negocio.

Me acuerdo de un cliente que llegó a mi oficina con cara de pánico. Había firmado un papel sin leerlo bien, convencido de que “total, todos firman lo mismo”. Error. Ese papel tenía cláusulas que lo dejaban atado de pies y manos. Ahí le expliqué: “Tranquilo, estás protegido como consumidor inmobiliario. Hay herramientas para defenderte”.

Y ese es el punto: la ley reconoce que el comprador está en desventaja frente a empresas, desarrolladores e inmobiliarias. Por eso lo protege. Ahora, ojo: saberlo es clave, pero contar con un corredor que te acompañe en cada paso multiplica tus chances de que no te pasen por arriba.


La Ley de Defensa del Consumidor: tu escudo legal

La Ley de Defensa del Consumidor (Ley 24.240) es tu gran aliada. Te da derechos que, como corredor, siempre explico a mis clientes antes de firmar.

Lo prometido se cumple. Si el folleto decía “terraza con parrillero”, tiene que estar. Nada de chamuyo.
Información clara. Te deben explicar las condiciones sin vueltas. No con letras chicas imposibles de entender.
Cláusulas abusivas. Si algo está escrito de manera que solo beneficia a la otra parte, la ley lo invalida.

Yo siempre digo: no compres solo la ilusión, comprá también la seguridad de que lo que ves y lo que te dicen se va a cumplir. Y ahí es donde una inmobiliaria seria se convierte en tu primer filtro.

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El Código Civil y Comercial: más reglas, menos sorpresas

El Código también juega a tu favor. Y aunque suene aburrido, es clave que lo conozcas, aunque sea de manera básica.

Boleto de compraventa. No te convierte en dueño, pero si lo inscribís, te protege frente a terceros. Lo vi salvarle la vida a más de un cliente en casos de doble venta (art. 1170).
La seña. Parece un detalle, pero no lo es. Según cómo esté pactada, puede asegurarte la compra o dejarte la puerta abierta a desistir (arts. 1059 y 1060).
Buena fe. En criollo: no te pueden vender gato por liebre.

Mi consejo como profesional es claro: no firmes nada sin que alguien de confianza lo lea antes. A veces una sola palabra en el contrato lo cambia todo.

Comprar en pozo: entre el sueño y el riesgo

Seguro escuchaste eso de “invertí en pozo, que es más barato”. Y sí, puede ser una gran oportunidad. Pero también, una trampa.

Una pareja que asesoré en 2019 compró un departamento en construcción. La promesa era clara: entrega en 2021. Estamos en 2025 y recién ahora están viendo terminar la fachada. ¿Qué pasó? Retrasos, cambios de empresa, excusas. Si no fuera porque tuvimos todo documentado desde el principio, hoy estarían resignados.

El consumidor inmobiliario en pozo tiene derechos: que se respete lo publicitado, que los plazos no sean eternos y que, si no cumplen, puedas rescindir. Pero te digo algo: en este tipo de operaciones, contar con un corredor inmobiliario es casi obligatorio. Somos los que revisamos contratos, detectamos promesas vagas y presionamos para que se cumpla lo pactado.


El Registro de la Propiedad: el lugar donde te volvés dueño

Mirá, lo repito siempre en mis reuniones: el boleto no te hace dueño. El boleto es un compromiso, pero hasta que no tenés la escritura inscripta en el Registro de la Propiedad, la casa no es legalmente tuya.

Un cliente una vez me dijo: “Pero si ya pagué todo, ¿cómo no va a ser mío?”. Y tuve que explicarle que sí, había pagado, pero sin escritura no tenía el derecho real de dominio. El boleto sirve, claro, pero la escritura registrada es la que manda.

Y acá también la inmobiliaria cumple un rol esencial: acompañarte hasta que el trámite esté terminado, no dejarte en el medio del río.

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¿Qué pasa si el vendedor o la constructora no cumplen?

Acá es donde muchos se desaniman. Cuando alguien no cumple, parece que el comprador siempre pierde. Pero no es así.

Podés exigir el cumplimiento, pedir la devolución de la plata, denunciar en Defensa del Consumidor o incluso ir a juicio. Claro, no digo que sea rápido ni fácil. Pero es tu derecho.

Yo suelo decirles a mis clientes: “Reclamar a tiempo es como curar una herida chica. Si la dejás crecer, después es cirugía mayor”. Y una inmobiliaria seria está para acompañarte en ese proceso, no para desaparecer después de cobrar los honorarios.

Publicidad engañosa y contratos tramposos

Si en el render ves un edificio con pileta olímpica y te entregan una pelopincho en la terraza, eso es publicidad engañosa. Y si el contrato dice que la constructora “no se responsabiliza por demoras”, eso es una cláusula abusiva.

Ambas cosas están prohibidas por la ley. Y te lo digo: más de una vez acompañé a clientes a denunciar casos así. Por eso, la inmobiliaria que te asesore debe ser tu primera barrera frente a estas trampas. Nosotros vemos lo que a veces el entusiasmo del comprador no deja ver.


En resumen: no compres solo, no firmes solo

Soñar con la casa propia es hermoso. Pero también puede convertirse en pesadilla si no sabés dónde pisás. Como corredor, veo cada día cómo la diferencia entre un comprador informado y uno desprevenido puede ser abismal.

Por eso insisto: conocé tus derechos como consumidor inmobiliario, pero no lo hagas solo. Una inmobiliaria seria no es un gasto extra, es una inversión en tranquilidad. Somos quienes filtramos contratos, detectamos riesgos, peleamos por tus intereses y, en definitiva, quienes te ayudamos a llegar al final del camino con la llave en la mano y sin sorpresas.




Preguntas Frecuentes

1. ¿Qué es un consumidor inmobiliario?

Es toda persona que compra una propiedad para uso propio, no para hacer negocio o revender.

2. ¿La publicidad de un edificio en pozo obliga legalmente?

Sí. Todo lo que aparece en folletos, webs o carteles tiene valor contractual.

3. ¿El boleto me convierte en dueño?

No. El boleto compromete, pero solo la escritura inscripta en el Registro te hace propietario.

4. ¿Qué hago si la obra no se entrega en fecha?

Podés reclamar que cumplan, rescindir el contrato o denunciar en Defensa del Consumidor.

5. ¿Por qué contratar una inmobiliaria si puedo hacerlo solo?

Porque un corredor conoce el mercado, detecta riesgos y te protege legalmente. Evitás caer en trampas que a simple vista parecen inofensivas.