Conflictos inmobiliarios: tu inmobiliaria puede ser la clave (y no un abogado)
Una inmobiliaria con experiencia puede ser ese “paraguas” que evita tormentas legales y ayuda a que todos vivan más tranquilos
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Te lo digo así de simple: una inmobiliaria no está solo para mostrar departamentos o redactar contratos. No, no. El verdadero trabajo empieza después, cuando surgen los roces. Y créeme, siempre aparecen.
A mí me pasó una vez con un propietario que insistía en que el inquilino debía pagar una reparación del ascensor del edificio. “¡Que lo pague él porque lo usa!”, me decía. El inquilino, obviamente, se negaba. Al final, con un poco de paciencia y explicando lo que marca el Código Civil y Comercial, logramos que lleguen a un acuerdo. Sin gritos, sin abogados de por medio. Eso, para mí, es el verdadero valor de contar con una inmobiliaria mediadora.
¿Por qué es tan importante la prevención?
Hay un dicho que me encanta: mejor prevenir que curar. En el mundo inmobiliario aplica perfecto.
Cuando una inmobiliaria trabaja bien desde el inicio, los problemas se reducen al mínimo. Te hablo de cosas básicas pero que muchos dejan pasar:
● Contratos bien redactados, sin vueltas raras.
● Inventarios con fotos y detalles del estado de la propiedad.
● Explicar al inquilino (y al propietario) lo que puede y lo que no puede exigir.
● Alertar sobre los alcances de una autorización, una reserva o una seña.
● Chequear la solvencia del que va a alquilar o verificar el título de la propiedad.
Y sí, capaz suene repetitivo, pero lo digo porque lo veo todos los días: si no se hace esto, terminás en tribunales.
Conflictos cotidianos: los que parecen chicos y terminan enormes
A veces los conflictos no son grandes juicios millonarios. Son cosas de todos los días. El alquiler que se atrasa. El propietario que no quiere cambiar un calefón. El vecino que hace fiestas todos los sábados. O el comprador que ya no quiere comprar porque se asustó con la hipoteca, o el vendedor que recibió otra oferta más alta.
Ahí la inmobiliaria tiene que ponerse el traje y actuar. Escuchar a los dos lados, poner paños fríos y recordar lo que dice la ley. No siempre es fácil, porque a veces la gente viene caliente, con la sangre en el ojo. Pero cuando lográs que se sienten a hablar, la mayoría de los problemas se resuelve.
Sin ir más lejos, hace poco una inquilina me llamó porque estaba harta de las expensas extraordinarias. Pensaba que eran suyas. Le expliqué que eso lo debe afrontar el propietario, salvo que el contrato diga lo contrario. Con una llamada se resolvió un lío que podría haber terminado en telegramas cruzados.
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Los beneficios de una inmobiliaria mediadora
Te lo resumo: contratar una inmobiliaria que sepa mediar no es un gasto, es una inversión.
● Ahorro de dinero: evitar juicios es evitar pagar abogados, tasas, peritos y demás.
● Menos estrés: porque vivir con problemas es un desgaste tremendo.
● Relaciones más sanas: cuando las cosas se resuelven hablando, la convivencia fluye.
En definitiva, es paz. Y la paz vale mucho más que cualquier comisión.
Rosario y su Instituto de Mediación inmobiliaria
Y ya que hablamos de mediación, te cuento algo interesante. En Rosario, el Colegio de Corredores Inmobiliarios tiene un Instituto de Mediación que funciona como espacio de formación y práctica para los colegas. Todos los años organiza un curso de capacitación, y te aseguro que no es un detalle menor: porque no todos los corredores nacen sabiendo mediar.
Siempre digo que el conocimiento legal es clave, sí, pero igual de importante es la capacidad de escuchar. Y justamente ahí se entrenan esas habilidades: cómo bajar tensiones, cómo encontrar puntos medios, cómo guiar a las partes hacia una solución sin que nadie sienta que perdió.
Y ojo, no se queda solo puertas adentro. El Instituto también cumple un rol social enorme. A través de convenios con instituciones públicas y privadas, ayuda a resolver conflictos que, de otra forma, terminarían en Tribunales. Eso no solo beneficia a las partes, también eleva la vara de toda la profesión. Ojalá en más ciudades del país se animen a replicar esta experiencia.
Casos en los que la mediación evita juicios
Te paso tres ejemplos muy reales:
● Pago atrasado de alquileres: en lugar de iniciar desalojo, se negoció un plan de pago y el inquilino se puso al día.
● Expensas extraordinarias mal reclamadas: la inmobiliaria intervino, se aclararon responsabilidades y listo. Nadie fue a un abogado.
● Garantía insuficiente: en un contrato que estaba por caer, se sugirió usar un seguro de caución. Se firmó y todos felices.
Lo curioso es que, en la mayoría de estos casos, la solución era sencilla. Solo hacía falta alguien que supiera encaminar la charla.
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La confianza es el verdadero contrato
Podés tener el contrato más blindado del mundo, pero si no hay confianza, todo se derrumba. En serio.
Cuando una inmobiliaria responde rápido, da la cara, explica con claridad y no se esconde detrás de tecnicismos, genera confianza. Y cuando hay confianza, los acuerdos duran. Es así de simple.
Por el contrario, cuando la gestión es fría, distante, burocrática… ahí empiezan los problemas. Porque la gente siente que nadie la escucha. Y cuando alguien siente que no lo escuchan, va directo al abogado.
El futuro de la mediación en el sector inmobiliario
Con tanta tecnología dando vueltas -firmas electrónicas, seguros online, plataformas de pago-, uno podría pensar que la mediación ya no es tan importante. Pero no.
A fin de cuentas, los problemas siguen siendo humanos. Un propietario preocupado por su inversión, un inquilino que lucha por llegar a fin de mes, un vecino que no tolera el ruido. Ninguna app puede resolver eso sola.
Por eso creo que el futuro de la mediación inmobiliaria está en combinar lo digital con lo humano. Usar las herramientas tecnológicas para agilizar, sí, pero nunca perder esa capacidad de sentarse, escuchar y encontrar soluciones.
Mejor con inmobiliaria que sin ella
Si me preguntás, yo lo tengo clarísimo: contar con una inmobiliaria que sepa mediar es dormir tranquilo. Es evitar juicios, ahorrar plata y vivir en paz.
Ya sea en un alquiler o en una compraventa, lo que está en juego no son solo ladrillos. Son proyectos de vida, ahorros de toda una familia, ilusiones y, muchas veces, sacrificios enormes.
Se trata de personas que conviven, que negocian, que confían unas en otras. Y en ese camino, la inmobiliaria que sabe mediar se transforma en algo más que un intermediario. Se convierte en el puente que permite que todo llegue a buen puerto sin juicios, sin peleas y con la tranquilidad de haber hecho las cosas bien.
Preguntas Frecuentes
1. ¿Qué hace una inmobiliaria ante hay un conflicto?
Interviene como mediadora: escucha a las partes, recuerda lo que marca la ley y busca acuerdos.
2. ¿Qué pasa si el inquilino no paga el alquiler?
Se intenta negociar un plan de pagos. Si no hay acuerdo, la inmobiliaria asesora al propietario sobre los pasos legales.
3. ¿Quién paga las expensas extraordinarias en un alquiler?
Generalmente el propietario, salvo que el contrato diga lo contrario.
4. ¿Sirve contratar una inmobiliaria solo para firmar un contrato?
No. Lo más importante viene después: la gestión, la mediación y el acompañamiento.
5. ¿Existe formación específica en mediación para inmobiliarios?
Sí. En Rosario, por ejemplo, el Colegio de Corredores Inmobiliarios tiene su propio Instituto de Mediación.
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