Elegir entre IPC o ICL puede cambiar tu presupuesto mensual. Entendé cómo funcionan los índices que actualizan el valor de tu alquiler

Firmar un alquiler no termina cuando se acuerda el precio inicial. Lo verdaderamente importante -y muchas veces decisivo- es cómo se ajusta ese monto con el tiempo. En este artículo te explicamos, de forma clara y dinámica, cómo funcionan los índices más usados (IPC e ICL), cómo se calculan y qué conviene mirar antes de firmar contrato. Porque entender estos detalles puede evitarte grandes dolores de cabeza.
Alquilar en Argentina: por qué no alcanza con mirar el precio inicial
Buscar departamento, firmar contrato y mudarse. Hasta ahí, todo bien. Pero en un país con inflación constante, el precio del alquiler no es algo que quede fijo. Muy por el contrario, se actualiza cada cierto tiempo y, según el índice elegido, el impacto en el bolsillo puede ser muy distinto.
En ese punto, dos siglas empiezan a pesar: IPC e ICL. No son lo mismo, no se calculan igual y tampoco afectan de igual manera a inquilinos y propietarios.
¿Qué es el IPC y por qué se usa en los contratos?
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) lo publica todos los meses el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y mide cuánto suben los precios en general. Si el alquiler se ajusta por IPC, va a subir en la misma proporción que lo haga la inflación.
Ejemplo rápido: si pagás $100.000 y la inflación mensual es del 3%, al mes siguiente el alquiler pasa a $103.000. Simple, directo… pero también variable. Porque si la inflación se dispara, el monto puede volverse difícil de sostener.
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¿Qué tiene de distinto el ICL?
El Índice de Contratos de Locación (ICL) combina inflación y salarios. Fue introducido por la Ley de Alquileres y se usaba en contratos con ajustes anuales. Este índice pondera, en partes iguales, la suba de precios (IPC) y la evolución de los sueldos formales del RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables).
¿El resultado? Un ajuste que, en teoría, se alinea con la capacidad real de pago de los inquilinos y la necesidad de rentabilidad de los propietarios.
¿Cuál te conviene más?
Todo depende del contexto. Si la inflación baja y los salarios mejoran, el IPC puede ser más conveniente. Pero si los precios suben y los sueldos se estancan, el ICL resulta más previsible y, muchas veces, menos agresivo.
Antes de firmar un contrato, conviene hacer cuentas. Ambos índices están disponibles online, así que simular aumentos no cuesta nada y puede ahorrarte más de un dolor de cabeza.
Hacé la cuenta antes de firmar: un pequeño cálculo puede salvar tu economía
Una diferencia del 2% en el índice de ajuste puede parecer poco, pero en un año puede representar decenas de miles de pesos. Por eso, más allá de la zona o el tamaño del inmueble, es clave entender cómo se va a actualizar el precio.
Los contratos se leen, sí, pero también se analizan. Y en un país con inflación, entender el índice de ajuste puede marcar la diferencia entre un alquiler manejable y uno que desbalancee por completo tu presupuesto.