Frases que matan una venta inmobiliaria (lo que nunca deberías decir)

Vender una propiedad sin ayuda parece fácil. Pero cuidado: una frase mal dicha puede espantar al comprador y costarte mucho dinero

Frases que matan una venta inmobiliaria (lo que nunca deberías decir) - facundopolo.com

Te voy a ser sincero: todos creen que vender una casa es cosa de mostrarla, hablar un poquito y esperar que aparezca el comprador. “Total, ¿qué tan difícil puede ser?”, dicen muchos.

Yo mismo atendí decenas de propietarios que se mandaron solos a mostrar su departamento y terminaron llamando a la inmobiliaria después de perder oportunidades. ¿La razón? Las palabras. Sí, porque una frase mal puesta, un comentario fuera de lugar, puede arruinar lo que parecía una venta hecha.

Hoy quiero contarte algunas frases que matan operaciones. No solo si las dice un corredor mal preparado, también si las larga un dueño que intenta vender sin experiencia. Y de paso, mostrarte por qué contar con una inmobiliaria puede ahorrarte disgustos, tiempo y -sobre todo- plata.

“Este es el mejor precio que vas a encontrar”

A ver… ¿Quién sos para asegurarlo? Un dueño entusiasmado con su propiedad suele decirlo. Cree que tiene una joya y que todos deberían verla igual. El problema es que el comprador no vive con tus recuerdos ni con tu cariño por la casa: él ve números, comparaciones, estadísticas.

Yo lo viví. Un propietario insistía: “Mi departamento vale más porque yo lo remodelé con materiales de primera”. ¿Sabés qué pasó? El comprador desconfiaba más con cada palabra.

Lo que funciona: dejar que sea el mercado el que hable. Un corredor con datos de la zona y operaciones recientes muestra evidencia, no opiniones. Y ahí no hay discusión posible.


“Si no la reservás ahora, mañana puede ser tarde”

Es el apuro disfrazado de consejo. Y sí, puede que tengas razón, que haya otros interesados. Pero dicho así, suena a presión (y barata). Un cliente que siente que lo corren se va.

Los dueños que venden solos caen mucho en este error. Por ansiedad, por miedo a “perder” al comprador. Pero la ansiedad se huele, y nadie quiere hacer un negocio presionado.

Alternativa más sana: informar sin apretar. “Hay otras personas preguntando. Si querés, te aviso apenas surja una oferta para que estés al tanto y no pierdas la oportunidad”. ¿Ves la diferencia? Informás, acompañás, pero no presionás. Esa es la forma profesional de generar confianza.

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“Podés remodelar todo después”

El clásico para tapar defectos. El baño está viejo, la cocina no convence… y el dueño suelta: “Eso después lo cambiás”. Pero no todos quieren o pueden reformar. Y, peor aún, suena a que estás minimizando un problema real.

En la inmobiliaria lo encaramos distinto: escuchamos la objeción y proponemos soluciones realistas. Incluso pedimos presupuestos para mostrar cuánto costaría arreglarlo. “Entiendo lo que decís. Si querés podemos calcular un estimativo de cuánto costaría esa reforma, así ves la inversión total”.

Ahí no esquivás la bala, la enfrentás con información. El cliente siente que lo acompañás, no que lo ignorás.

“Está regalado, yo que vos lo compro ya”

Si sos dueño y decís esto, cuidado: el comprador piensa que estás exagerando, que querés sacártelo de encima. Y si lo dice un corredor, lo mismo. En cualquiera de los dos casos, suena que estás desesperado por vender.

Un cliente mío una vez me dijo: “A ver, nadie regala nada en este mundo. Y mucho menos una propiedad.”. Y tenía toda la razón.

Lo correcto: mostrar comparaciones de mercado. “El precio está por debajo del promedio de la zona. Si querés, te muestro los datos para que lo compruebes”. Nada mata la desconfianza como los números.


“El dueño no va a aceptar menos”

Cuando un particular vende, muchas veces arranca a cara de perro: “El precio es este y no se toca”. El problema es que con esa frase clausurás la negociación antes de empezar. Y a los argentinos… nos encanta negociar.

Propongo decir otra cosa: “El propietario tiene una expectativa de precio, pero siempre podemos conversar”. No prometo, pero tampoco cierro puertas. Esa flexibilidad abre el juego. Es otra energía, más abierta, más constructiva.

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“No tengo todos los datos, después te los paso”

Este es un clásico de los dueños que venden solos. No saben cuánto pagan de expensas, no tienen los papeles al día, no recuerdan si el plano está aprobado. Y lo peor: lo admiten frente al comprador.

Eso mata la confianza. Porque el comprador piensa: “Si no sabe esto, ¿qué más estará escondiendo?”. Y no hay nada peor que un cliente que deja de confiar. Porque aunque después le consigas los datos, la imagen ya está dañada.

En la inmobiliaria evitamos eso con la carpeta completa de la propiedad. Datos claros desde el minuto uno. Y sí, esa prolijidad hace toda la diferencia.

“Este departamento se vende solo”

Muchos propietarios me lo dijeron: “Con este lugar no necesito inmobiliaria, se vende solo”. Pero ¿sabés qué? Ninguna propiedad se vende sola. Podrá ser muy buena, sí, pero sin gestión profesional no alcanza.

El marketing, la difusión, la negociación y hasta el asesoramiento legal son los que hacen que un negocio llegue a buen puerto.


“Si no te convence, hay miles más”

Otra frase asesina. A veces los dueños, cansados de mostrar la casa, dicen: “Si no te gusta, hay otros interesados”. Y con eso, lo único que logran es perder al que estaba frente a ellos.

Porque vender una casa no es como vender un par de zapatillas. Para el comprador, es una decisión enorme. Y lo último que necesita es sentir que no te importa.

Lo digo con todas las letras: vender una propiedad no es publicar unas fotos y esperar llamados. Es un proceso delicado donde la comunicación juega un papel clave. Y sí, esas frases que parecen tan simples pueden tirarte abajo la operación.




Preguntas Frecuentes

1. ¿Puedo vender mi casa sin una inmobiliaria?

Sí, claro que podés. Pero asumís riesgos: errores en la comunicación, falta de documentación, poca difusión y negociaciones mal manejadas.

2. ¿Por quéal mostrar una propiedad es importante cuidar lo que digo?

Porque una frase equivocada puede generar desconfianza y hacer que el comprador se retire.

3. ¿Cómo una inmobiliaria puede ayudarme a evitar estos errores?

Con experiencia, técnicas de negociación, datos del mercado y acompañamiento legal, en todo el proceso.

4. ¿Cuál es el error más común del dueño vende?

Subestimar la importancia de la información y usar frases que transmiten ansiedad o desinterés.

5. ¿Vale la pena contratar una inmobiliaria?

Sí. Entendé que no es un gasto, es una inversión. Garantiza un mejor precio de cierre y evita problemas legales o emocionales en la venta.