Un productor denunció que perdió todo por culpa de la dueña del campo que alquilaba. La Justicia lo respaldó y fijó una millonaria indemnización

El cierre abrupto de una tranquera desató una historia que terminó en los tribunales. Un productor ganadero perdió su hacienda -23 vacas, 4 terneros y 4 terneras- después de que la dueña del campo que arrendaba le cerrara el paso. La Justicia le dio la razón: condenó a la propietaria y ordenó una indemnización de más de 36 millones de pesos.
El fallo marca un precedente clave sobre las responsabilidades en contratos de arrendamiento rural. Los detalles del caso.
Un acuerdo, un giro inesperado y el drama que se desató
El campo, de unas 1.500 hectáreas, estaba ubicado en La Pampa y fue alquilado en 2017 para producción ganadera. El contrato decía que vencía en julio de 2020. Hasta ahí, todo claro: el pago se hacía en kilos de carne, ajustado al valor del mercado de Liniers, y había un límite de animales establecido.
Pero la historia no terminó cuando finalizó el contrato. El productor siguió trabajando, con el visto bueno tácito de la propietaria. Ella siguió recibiendo pagos. No hubo discusiones. Hasta que un día, sin aviso, cambió el candado de la tranquera y entregó el campo a otra persona. El productor no pudo volver a entrar. Tampoco a buscar sus animales.
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Los animales estaban, pero de pronto…
El productor no se quedó de brazos cruzados. Denunció lo ocurrido y presentó documentación. Según registros del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), varios meses después del vencimiento del contrato, el rodeo seguía dentro del campo. Incluso había sido vacunado oficialmente en febrero de 2021. Todo bajo control.
Pero cuando se intentó constatar nuevamente su presencia, ya era tarde: los animales no estaban. Nadie supo decir dónde fueron. El Senasa dio de baja el registro del rodeo y cerró el caso. Como si las vacas se hubieran desvanecido en el aire.
Una tranquera cerrada, un contrato vencido y 31 misteriosas desapariciones
Con la pérdida a cuestas, el productor llevó el caso a la Justicia. Reclamó por daño emergente, lucro cesante y también por daño moral. Explicó que no solo perdió sus animales, sino que además fue intimado por Senasa por no cumplir con sus obligaciones sanitarias. ¿Cómo hacerlo, si no podía entrar al campo?
La arrendadora, por su parte, intentó defenderse. Dijo que el productor debería haber retirado el ganado cuando terminó el contrato. Incluso presentó una contrademanda por supuesto incumplimiento. Pero no alcanzó. El tribunal entendió que ella había seguido cobrando, que su actitud fue arbitraria y que impedirle el acceso fue lo que desató el conflicto.
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Un fallo que no dejó espacio para las dudas
La Cámara Civil de Roca confirmó el fallo de primera instancia y fue tajante: las pruebas eran claras. Había actas, registros oficiales, documentación sanitaria y testigos que confirmaban la existencia del rodeo, su permanencia y posterior desaparición.
Pero lo más fuerte fue lo que remarcaron los jueces: la inacción de la dueña. Cerró el campo, entregó las llaves a otro y se desentendió por completo del ganado que todavía estaba allí.
Una condena que sienta precedente
El fallo también contempló el daño moral. Porque no se trató solo de perder animales. El productor se quedó sin poder trabajar, sin recursos, con compromisos que no podía cumplir y con su actividad totalmente frenada. Y todo sin haber hecho nada que justificara semejante perjuicio.
Al final, la sentencia fijó una indemnización millonaria. Pero sobre todo, dejó un mensaje claro: cuando hay animales y personas de por medio, las decisiones no pueden tomarse a puertas cerradas ni a espaldas de quienes dependen de su trabajo para vivir.
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Lo que tenés que saber si alquilás un campo (o pensás hacerlo)
1. ¿Se puede seguir usando el campo después de que vence el contrato?
Sí, pero con condiciones. Si el productor sigue trabajando y el dueño no dice nada (y encima cobra el alquiler igual), se considera que hubo un acuerdo tácito. Es decir, se “renovó de hecho” bajo las mismas reglas. Eso sí, si el dueño quiere que se vaya, debe avisar por escrito y con tiempo, no puede simplemente cambiar el candado.
2. Si los animales quedan adentro, ¿de quién es la responsabilidad?
Depende. Si el productor no puede entrar al campo porque lo cerraron con llave, la pelota pasa al lado del dueño. Él es quien tiene el control del lugar, así que debe hacerse cargo del ganado. Si se pierden o desaparecen, podría tener que pagar por eso.
3. ¿El dueño puede entregar el campo a otro sin avisar?
No debería. Aunque el contrato haya terminado, no se puede echar al productor de un día para el otro. Si hay animales o bienes adentro, tiene que darle tiempo para retirarlos. Cambiar el candado o meter a otro ocupante sin previo aviso puede traerle problemas legales.
4. ¿Qué no puede faltar en un contrato de arrendamiento rural?
Un buen contrato evita dolores de cabeza. Debería incluir:
• Cuánto dura.
• Cuántos animales podés meter.
• Cómo se paga (en pesos, en carne, o lo que acuerden).
• Qué pasa al terminar el contrato.
• Qué responsabilidades tiene cada parte.
Y algo clave: cualquier cambio o renovación, que quede por escrito. Nada de acuerdos “de palabra”, porque después, si hay conflicto, es difícil probarlo.