¿Listo para comprar? Cuidado con estas fallas (y cómo detectarlas sin ayuda)

No hace falta ser técnico para evaluar una propiedad. Con esta guía práctica, aprendé qué mirar cuando visitás una vivienda

¿Listo para comprar? Cuidado con estas fallas (y cómo detectarlas sin ayuda) - facundopolo.com

No hace falta ser arquitecto ni ingeniero. Cuando estás por comprar una casa o un departamento, lo que realmente necesitás es mirar con atención y hacer las preguntas correctas. Porque sí, podés enamorarte a primera vista de una propiedad... pero después vivir una pesadilla con filtraciones, paredes que se rajan o instalaciones eléctricas que fallan todo el tiempo.

En esta guía te contamos, en lenguaje simple y sin vueltas, qué detalles podés observar para saber si una vivienda está bien construida.

¿Qué es exactamente la calidad constructiva y por qué te debería importar?

La calidad constructiva no tiene que ver solo con si una casa es linda o está “bien decorada”. Va mucho más allá. Se trata de cómo está hecha: los materiales que se usaron, cómo se ejecutó la obra, qué tan segura, sólida y duradera es esa estructura.

Porque cuando la calidad falla, aparecen las sorpresas. Humedad en las paredes, puertas que no cierran, instalaciones eléctricas anticuadas, pisos que suenan huecos… Cosas que no solo cuestan plata, sino que también desgastan.

Por eso, aunque no seas experto, hay señales que podés detectar desde el minuto uno. Solo necesitás saber dónde mirar.

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¿Cómo darte cuenta si un inmueble está bien construido?

Vamos por partes. Acá no hablamos de diagnósticos técnicos complejos, sino de observaciones simples que podés hacer vos mismo en cada visita.

1. Probá las canillas (sí, todas)

Abrí la de la cocina, la del baño, la de la ducha. ¿Sale agua con buena presión? ¿Hay diferencia entre la fría y la caliente? ¿Gotea algo después de cerrar? Si ves caños oxidados o sentís olores raros cerca del desagüe, puede haber un problema escondido que nadie te está contando.

Detalle clave: En propiedades viejas, los caños pueden ser de hierro galvanizado y estar casi tapados. Fijate si la cocina o el baño fueron remodelados... y cómo.

2. Mirá las paredes y los techos como si fueran un mapa

Las paredes te cuentan historias si sabés leerlas. ¿Hay manchas amarillentas? Podría haber filtraciones. ¿La pintura se descascara en ciertos rincones? Humedad. ¿Ves grietas horizontales largas o en zigzag cerca de puertas o ventanas? Eso merece atención profesional.

Y si el techo tiene placas sueltas o marcas de humedad, mejor preguntar.

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3. Abrí y cerrá todas las puertas y ventanas

Parece una pavada, pero no lo es. Si una puerta roza o no encaja bien, puede ser señal de movimientos estructurales o de que el marco se deformó por humedad. Las ventanas que no sellan bien dejan entrar frío, ruido y polvo. Y eso se traduce en incomodidad… y gastos.

Tip: En lo posible, hacé la visita un día de viento o después de una lluvia. La casa habla más en esos momentos.

4. Enchufes, luces y tableros: lo que no se ve... pero importa

¿Hay suficientes tomas eléctricas en cada ambiente? ¿Están bien ubicadas o hay que usar alargues para todo? Encendé y apagá luces, revisá si hay zumbidos raros o chispazos.

Pedí ver el tablero eléctrico. Si tiene disyuntor y térmicas separadas por sector, punto a favor. Si es una caja vieja sin etiquetas… es hora de sumar el costo de una actualización eléctrica al presupuesto.

5. Caminá, sentí y escuchá el piso

Sí, caminá como si estuvieras probando una pista de aterrizaje. ¿Cruje? ¿Se siente hueco? ¿Hay zonas hundidas? Todo eso puede indicar problemas en el contrapiso o en la base. Si hay alfombra, levantala en una esquina y mirá qué hay debajo.

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6. Fijate en los pequeños detalles: ahí se nota el cuidado

Los zócalos, los marcos de las puertas, la colocación de los cerámicos. ¿Están derechos? ¿Bien sellados? Las terminaciones hablan del cuidado que se puso en la obra. Y si hay grifería floja, manijas rotas o juntas mal hechas… bueno, quizás lo demás tampoco fue tan profesional.

Truco: Un ambiente puede verse “lujoso”, pero si los enchufes bailan o el porcelanato está mal pegado, eso dice más que cualquier decoración.

7. ¿Te sentís cómodo con la temperatura y el ruido?

Una propiedad bien aislada se siente distinta. No es necesario tener el aire a full para estar fresco ni calefacción todo el día en invierno. Mirá si hay ventanas de doble vidrio (DVH), qué orientación tiene la vivienda (norte es la más cálida en invierno) y si hay paredes colindantes con otras unidades.

Detalle útil: Apagá un momento todo y escuchá. ¿Se oyen ruidos del edificio, del vecino, del tránsito? Vivir en un lugar ruidoso afecta más de lo que pensás.

¿Y si es un PH o departamento? Fijate en lo que comparten todos

Los espacios comunes también hablan. Mucho. Caminá por pasillos, palieres, patios, terrazas. ¿Están limpios? ¿Pintados? ¿Las luminarias funcionan? En los PH, mirá el estado del portón, el desagüe compartido, las escaleras.

Si el edificio tiene ascensor, usalo. Prestá atención a los ruidos, al olor y al estado del tablero. Y sí, preguntá cuánto pagan de expensas y si hay arreglos importantes programados.

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¿Cómo revisar todo esto sin abrumarte?

Te comparto una mini estrategia que podés aplicar en cada visita:

Antes de ir: Hacete una lista de cosas que querés mirar. Nada demasiado largo, solo lo esencial.
Durante: Probá, tocá, abrí, cerrá, escuchá. No te dé vergüenza. Estás por hacer una gran inversión.
Después: Anotá todo lo que notaste. Compará con otras propiedades. A veces, lo que parecía ideal... no lo es tanto.

Y si algo te genera dudas, no dudes en llevar a un profesional de confianza. Una mirada técnica puede ayudarte a tomar una decisión más segura.

En resumen

Comprar una propiedad no es solo elegir un lugar para vivir. Es invertir en tranquilidad, en estabilidad, en futuro. Por eso, aprender a mirar con ojos más atentos, aunque no sepas de construcción.

Y si bien los detalles técnicos pueden parecer abrumadores al principio, lo cierto es que con esta guía vas a estar mucho mejor preparado para detectar señales, hacer preguntas importantes y tomar decisiones más informadas.