¡Cuidado con las estafas! Cómo reconocerlas antes de que sea tarde
El Colegio de Martilleros bonaerense advierte sobre engaños en redes sociales y asesores truchos que prometen propiedades que no existen

El mercado inmobiliario en la provincia de Buenos Aires está atravesando un momento complicado. Las estafas crecen sin freno, alimentadas por la viralidad de las redes sociales y la falta de controles efectivos. El Colegio de Martilleros encendió la alarma: hay cada vez más “asesores” truchos, promesas imposibles y desarrollos fantasma que nunca llegan a construirse. Y lo más preocupante es que la ley que debería protegerte... quedó vieja.
En esta nota te contamos cómo se mueven estos estafadores, qué señales no podés pasar por alto y por qué es fundamental confiar solo en profesionales matriculados.
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Redes sociales, promesas vacías y estafas que duelen: el mercado en alerta
Lo que antes era un problema aislado, hoy se volvió moneda corriente. Las estafas inmobiliarias se multiplican en la provincia de Buenos Aires, dejando a muchas personas sin ahorros... y sin casa. Falsos asesores, publicaciones que parecen sacadas de un sueño y precios que tientan más de la cuenta forman parte de un escenario que preocupa -y mucho- al Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de la provincia de Buenos Aires (Martilleros BA).
La advertencia no deja lugar a dudas: hay una ola de maniobras fraudulentas que está afectando a familias de todos los rincones de la provincia. Y el blanco favorito de los estafadores suelen ser quienes buscan alquilar o comprar por fuera del circuito profesional.
Cómo operan los estafadores: tácticas digitales y ofertas demasiado lindas para ser reales
Estos delincuentes no improvisan. Todo lo contrario. Actúan rápido, con perfiles “cuidadosamente armados” en redes sociales y estrategias cada vez más afinadas. Se hacen pasar por asesores, publican propiedades irresistibles y ofrecen precios muy por debajo del valor real. Pero hay un problema enorme: ni están matriculados, ni las propiedades existen.
Las estafas más comunes se repiten una y otra vez. Acá te contamos las más frecuentes:
• Alquileres truchos: piden adelantos para reservar propiedades que jamás se entregan.
• Ventas de terrenos inexistentes: te muestran lotes que directamente no existen, o que tienen papeles completamente irregulares.
• Proyectos en pozo que nunca se construyen: son desarrollos “de lujo”, pero sólo en el papel.
“Usan nombres de fantasía, empresas inventadas... hacen todo para que parezca legal”, señalaron desde el Colegio.
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Ley vieja, fraudes nuevos: el pedido de una normativa que se ajuste a la realidad
Desde 2023, el Colegio viene insistiendo en la necesidad urgente de actualizar la Ley 10.973 en la Legislatura bonaerense. ¿El objetivo? Dotar al sistema de herramientas modernas para frenar estas estafas y sancionar con firmeza tanto a quienes trabajan sin matrícula como a los que actúan de mala fe.
“La falta de control es el caldo de cultivo para estos fraudes. Muchas víctimas terminan en procesos judiciales larguísimos y costosos. O peor: se quedan sin nada, mientras el estafador desaparece como si nunca hubiera existido”, advirtieron desde la institución.
Cómo protegerte de una estafa inmobiliaria: tres claves que no podés olvidar
Para no caer en este tipo de engaños -que muchas veces dejan secuelas económicas y emocionales- los especialistas recomiendan tener en cuenta algunos puntos básicos:
• Chequeá que el profesional esté matriculado. Podés verificarlo en el sitio oficial del Colegio.
• Desconfiá de las ofertas demasiado buenas para ser verdad. Porque, muchas veces, no lo son.
• Nunca pagues nada sin ver antes la propiedad y revisar la documentación. Es una regla de oro.
Luis Eusebio Colao, presidente del Colegio, fue directo: “Cualquier operación inmobiliaria debe contar con un martillero y corredor público matriculado. Es la única forma de garantizar seguridad jurídica. No hay atajos cuando se trata de tu casa o tu inversión.”
¿Querés comprar o alquilar? Hacelo con alguien que te dé confianza. Y si tenés dudas, mejor esperar… que lamentar.