¿Tenés un inquilino? Este cambio puede anular el seguro del inmueble
Un cambio silencioso puede dejarte sin cobertura. Si el inquilino modifica el destino del inmueble sin decir nada, el seguro podría no responder

Alquilar una propiedad no termina cuando se firma el contrato. A veces, las cosas cambian sin previo aviso. Y cuando eso ocurre, sobre todo si el inquilino modifica el uso del inmueble, los riesgos se multiplican.
Este artículo te ayuda a entender qué implicancias tiene esa situación, cómo actuar a tiempo y qué pasos seguir para que ni vos, ni tu inversión, queden expuestos ante un siniestro o un conflicto legal.
Cuando el uso cambia sin permiso (y los riesgos aparecen sin aviso)
Al principio todo parece claro. Alquilás tu propiedad, firmás el contrato, se define para qué se va a usar. Pero pasa el tiempo, y un día descubrís que ese departamento que alquilaste como vivienda... funciona como salón de uñas, depósito de mercadería o mini consultorio.
¿Lo peor? Ni vos ni la aseguradora sabían nada. Y si algo llega a pasar, es probable que nadie se haga cargo.
Lo que para el inquilino puede parecer un detalle menor -“total, es lo mismo”-, para el seguro es un cambio fundamental. Y sí, puede dejarte completamente desprotegido.
El destino no es una formalidad: es una promesa (y una condición)
Al momento de firmar un contrato de alquiler, una de las primeras definiciones clave es el uso que se le va a dar al inmueble. ¿Será una vivienda? ¿Un local? ¿Una oficina? Eso, que parece tan básico, en realidad es el punto de partida de todo lo demás.
Porque de ese dato dependen:
● Las habilitaciones necesarias
● Los permisos municipales
● Y, sobre todo, la forma en la que el seguro calcula los riesgos
Entonces, si lo acordado es vivienda, pero en los hechos se transforma en un taller de carpintería o en un showroom con entrada constante de gente, la cosa cambia. Y mucho.
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¿Qué cubre el seguro? (y qué puede dejar de cubrir)
La mayoría de los inmuebles alquilados tienen contratadas al menos una de estas coberturas:
● Incendio.
● Responsabilidad civil (por daños a terceros).
● Daños estructurales o robo.
Pero lo importante es esto: esas coberturas se calculan según el uso informado. Si ese uso cambia, aunque sea un poco, todo el esquema puede tambalearse. Y si el cambio no fue informado, la aseguradora tiene herramientas para rechazar el siniestro.
Cambió el uso… ¿y ahora qué?
Veamos algunas situaciones posibles:
1. La aseguradora se borra
Literalmente. Si hay un incendio y el lugar se estaba usando para algo distinto a lo declarado (por ejemplo, como peluquería en vez de vivienda), la empresa puede decir: “este no es el riesgo que aseguramos”. Y listo.
2. El riesgo aumenta (aunque nadie lo note)
¿Más personas entrando y saliendo? ¿Productos inflamables? ¿Máquinas eléctricas? Todo eso aumenta las chances de que algo salga mal. Si no se comunica, se considera un agravamiento oculto. Y ahí, otra vez, el seguro puede cancelar la póliza o directamente no pagar.
3. El propietario queda en el medio del problema
Aunque no tenga nada que ver con el cambio de uso, si el contrato no está bien redactado o si no se controla qué hace el inquilino, el dueño puede terminar enfrentando una demanda. Por ejemplo, si hay un accidente y alguien sale herido
Lo que dice la ley (y por qué no conviene hacerse el distraído)
Según el Código Civil y Comercial, el inquilino tiene que usar el inmueble según lo pactado. Si cambia ese uso sin permiso, rompe el contrato. Y eso habilita al propietario a:
● Rescindir de forma anticipada.
● Reclamar daños y perjuicios.
● Ejercer acciones legales si hubo perjuicio económico.
En pocas palabras: el inquilino no puede hacer lo que quiere, aunque sea “por un tiempito” o “solo para generar un ingreso extra”.
Cómo protegerte antes de que sea tarde
Hay formas simples -y bastante efectivas- de evitar este tipo de conflictos:
1. Contratos bien escritos: aclarar de entrada qué se puede hacer y qué no, incluyendo cláusulas específicas sobre el uso del inmueble.
2. Seguros adecuados: si se permite un uso comercial, el seguro tiene que estar preparado para eso. No sirve la cobertura estándar de vivienda.
3. Controles periódicos: sin invadir ni molestar, se pueden pactar visitas razonables para asegurarse de que todo esté en orden.
4. Comunicación con la aseguradora: cualquier cambio que se permita, debe informarse. No se puede dejar en el aire.
No se trata de desconfiar, sino de evitar sorpresas que pueden salir muy caras.
¿Y qué hace la aseguradora si se entera del cambio?
Depende. Si el uso nuevo representa un riesgo mayor, puede:
● Aumentar la prima.
● Hacer una inspección del inmueble.
● O directamente rescindir el contrato de seguro.
Eso está en las condiciones generales que, aunque no se lean siempre con atención, están vigentes. Por eso es clave ser claros desde el principio y mantener todo documentado.
Casos reales que generan conflicto (y más de los que imaginás)
Algunos ejemplos que suelen aparecer en las inmobiliarias y estudios jurídicos:
● Un PH alquilado como vivienda, usado como depósito de productos de limpieza.
● Un departamento convertido en estética canina.
● Una casa familiar donde se empieza a dar clases de zumba o reiki.
● Una cochera utilizada como taller de motos.
En todos estos escenarios, si ocurre un accidente -un incendio, una explosión, un daño a un tercero-, la cobertura podría no responder. Y el propietario podría verse envuelto en un conflicto legal difícil de sostener.
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¿El cambio fue por poco tiempo? Aun así, hay que avisar
A veces el inquilino piensa: “es solo por unos meses, no hace falta decir nada”. Pero sí hace falta. Porque incluso un uso parcial, temporal o “de baja intensidad” puede modificar los riesgos.
Si se empieza a vender desde casa, a atender clientes o a almacenar stock, el uso ya no es estrictamente habitacional. Y eso, como mínimo, debería revisarse con la aseguradora y -por supuesto- con el dueño.
Preguntas frecuentes
1. ¿Qué pasa si hay un siniestro y el uso del inmueble no era el declarado?
La aseguradora puede rechazar el reclamo y, en algunos casos, rescindir la póliza por agravamiento del riesgo no informado.
2. ¿El propietario puede ser responsable aunque no supiera del cambio?
Sí, sobre todo si no tomó recaudos mínimos o no actualizó el seguro. La responsabilidad civil puede recaer en ambos.
3. ¿El inquilino puede cambiar el destino por su cuenta?
No. Necesita consentimiento por escrito del propietario. Y si no lo tiene, puede ser considerado incumplimiento grave.
4. ¿Cómo se detecta un cambio de uso?
Por visitas, comentarios de vecinos, movimientos inusuales o incluso por publicaciones en redes sociales del propio inquilino.
5. ¿Se puede permitir el cambio de uso si se avisa?
Sí, pero solo si el propietario lo acepta por escrito y la aseguradora actualiza la cobertura. Todo debe quedar documentado.
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