La cáscara de huevo ofrece una alternativa natural y económica para nutrir el suelo, fortalecer las plantas y combatir plagas sin utilizar químicos

La cáscara, frecuentemente desechada, resulta un aliado natural en la jardinería doméstica. Rica en calcio y minerales esenciales, mejora el sustrato y refuerza la estructura celular de las plantas. El principal componente, el carbonato cálcico, constituye casi el 96% de su composición.
Este mineral favorece la floración y protege contra enfermedades como la podredumbre apical. Asimismo, aporta pequeñas cantidades de magnesio, potasio y fósforo, lo que la convierte en un fertilizante natural de liberación lenta. Además, reduce la acidez del suelo, beneficiando especialmente a especies como los rosales, y actúa como barrera física contra babosas y caracoles.
Cómo elaborar fertilizante natural
Para preparar fertilizante con cáscara de huevo es necesario recolectar y tratar correctamente el material. Luego de consumir el huevo, se recomienda lavar las cáscaras y dejarlas secar a la sombra durante varios días, evitando la exposición directa al sol.
Existen tres técnicas principales:
Fragmentos Triturados: Colocar las cáscaras secas en una bolsa y machacarlas con un rodillo o utensilio pesado. Se esparcen sobre el sustrato o alrededor del tallo para aportar nutrientes de forma gradual.
Harina de Cáscara: Se requiere un número mayor de cáscaras. Tras secarlas, se muelen en un mortero hasta obtener un polvo fino, ideal para distribuir homogéneamente en la tierra o en la mezcla de compost.
Infusión de Cáscara: Hervir la cáscara de tres huevos en 1,5 litros de agua durante cinco minutos. Al colar y enfriar, se obtiene un fertilizante líquido apto para riegos que aportan minerales cuando las plantas muestran signos de deficiencia.
Aplicación y resultados
La forma de aplicar el fertilizante varía según su presentación:
Fragmentos Triturados: Se esparcen alrededor del tallo en forma de círculo protector. En macetas, se mezclan con el sustrato sin necesidad de enterrarlos por completo, sirviendo también como reemplazo de gravilla en la base para mejorar el drenaje.
Harina de Cáscara: Se integra una o dos cucharaditas sobre el sustrato cada 40 días, facilitando su absorción con un riego posterior.
Infusión de Cáscara: Se utiliza como agua de riego normal, aplicándose directamente sobre la tierra cuando las plantas presentan hojas marchitas o floración incompleta. Es importante respetar las proporciones para evitar excesos de calcio.
Cada método permite una liberación progresiva de nutrientes, ofreciendo una nutrición constante y mejorando la salud general del ecosistema doméstico. El uso regular de este fertilizante natural contribuye a un entorno más sano, libre de químicos y con un manejo sostenible de los recursos cotidianos.