¿Buscás tranquilidad? Esto vale vivir en una calle silenciosa (el costo real del ruido)
No figura en la escritura, pero se paga. En el mercado actual, el silencio puede valer más que un balcón o una cochera
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Cuando se habla de ubicación, se piensa en m2, orientación o cercanía a comercios. Pero hay un factor que puede cambiarlo todo: el nivel de ruido. |
¿Viste cuando abrís la ventana y escuchás... nada? Ese “nada” vale oro. En estos tiempos modernos, la tranquilidad es una de las cosas más buscadas (y más escasas).
Parece un detalle, pero no lo es. En un mercado saturado de ladrillos, el silencio se volvió un lujo urbano, y uno que muchos están dispuestos a pagar.
El valor del silencio (y por qué recién ahora lo empezamos a notar)
Hace unos años, cuando alguien buscaba departamento, lo primero que preguntaba era: “¿Tiene balcón?”, “¿Tiene cochera?”. Hoy agregan: “¿Es tranquilo?”.
Porque una avenida principal puede ser cómoda, sí, pero también un infierno acústico. Bocinas, motos, bares, colectivos. Todo el día. Una calle interna, en cambio, transmite otra energía. La sensación de estar en casa de verdad.
Muchos colegas ya lo incluyen en las tasaciones. La tranquilidad dejó de ser una percepción: es un diferencial medible y con valor de mercado.
El ruido baja el precio (y más de lo que creés)
Te cuento algo que veo todo el tiempo: dos departamentos iguales, misma superficie, mismo edificio… uno da al frente sobre la avenida, el otro al contrafrente. ¿Sabés la diferencia de precio? Mínimo un 10%.
Y no porque el frente sea feo. Simplemente porque vivir con ruido agota. Hay avenidas que son excelentes para un local, pero pésimas para dormir.
En cambio, un contrafrente silencioso -aunque no tenga “vista”- gana valor emocional. Y eso, hoy, valea tanto como los metros cuadrados.
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Descansar: el nuevo lujo inmobiliario
En tiempos donde todos vivimos corriendo, el descanso se volvió un bien escaso. Y lo loco es que el ruido afecta más de lo que pensamos.
La OMS lo dijo hace rato: convivir con más de 55 decibelios puede alterar el sueño, el humor, la presión. Por eso no sorprende que muchos compradores digan “quiero un lugar donde pueda dormir bien”.
Te lo juro: he visto gente rechazar un departamento espectacular solo porque “se escuchan las motos”.
Y, honestamente, los entiendo. En la ciudad, para muchos el silencio vale.
La trampa de las avenidas: lindas, pero poco vivibles
Las avenidas tienen su encanto: están bien iluminadas, son accesibles, tienen comercios. Pero si me das a elegir, para vivir, prefiero una calle interna. Porque con la avenida pasa algo raro: te enamora el movimiento… hasta que te cansa.
Tu balcón se llena de hollín, el polvo no da tregua y el tránsito no para ni un domingo a la siesta. He tenido propietarios que, después de un año, me dicen: “No aguanto más el ruido, vendelo”. Y ahí es donde el mercado ajusta.
La calle tranquila: ese refugio emocional que buscamos sin darnos cuenta
Hay barrios donde una sola cuadra cambia todo. A veces el valor no está en la avenida, sino justo detrás de ella. Calles arboladas, vecinos conocidos, sin tránsito pesado. Esas cuadras son las que se venden solas.
La gente ya no busca tanto “cerca del centro” sino “vivible”. Una zona donde el auto duerme afuera sin miedo, donde podés sentarte a tomar mate en la vereda sin que te tapen las bocinas. Eso es calidad de vida. Y en las tasaciones, se nota: esa sensación puede sumar más al valor.
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Cómo se mide el ruido (sí, hoy se mide)
Antes, el ruido era una queja, no un dato. Hoy, se mide. Existe el Índice de Calidad de Ubicación (ICU), que pondera factores como tránsito, ruido, contaminación y seguridad. Y créeme: un departamento puede perder varios puntos si está frente a una parada de colectivo o un bar nocturno.
En cambio, gana si tiene:
● Doble vidrio hermético (DVH).
● Balcón al contrafrente o patio interno.
● Calles laterales con poco flujo vehicular.
Todo suma o resta. El silencio ya cotiza.
Ejemplo real: una cuadra que cambia el precio
Te dejo un caso típico: En Rosario, mostré dos propiedades del mismo edificio. Una daba a la avenida principal, la otra a una calle interna. La de la avenida se vendió después de cuatro meses; la interna, en tres semanas.
Y no es casualidad. En otras grandes ciudades pasa lo mismo, un contrafrente vale más, aunque no tenga “vista”. El ruido baja el valor más rápido que un baño viejo o un piso para pulir. Eso te lo firmo.
Ponerle un número al silencio (y entender por qué conviene)
Sí, se puede ponerle precio al silencio. En promedio, una propiedad puede ganar más de valor si está en una zona tranquila o con buena aislación acústica.
Y no es solo por el descanso:
● Se revende más rápido.
● Atrae mejores inquilinos.
● Y genera menos rotación, porque la gente se queda.
Lo repito: el silencio no se vende, se siente. Y cuando un comprador entra y dice “acá me quedo”, ese momento vale más que cualquier tasación.
Preguntas Frecuentes
1. ¿Cuánto influye el ruido en el valor de una propiedad?
Entre un 10% y un 25%, según la ciudad, el tránsito y la calidad de construcción.
2. ¿Vivir sobre una avenida siempre baja el precio?
No siempre, pero reduce la demanda residencial. A veces conviene solo para inversión comercial o alquiler temporario.
3. ¿Cómo puedo reducir el ruido en casa?
Con doble vidrio, burletes en aberturas, cortinas gruesas y paneles acústicos. Pequeñas mejoras que se traducen en más confort (y más valor).
4. ¿Qué zonas suelen ser más tranquilas en las ciudades grandes?
Los pasajes, calles cortadas y barrios con árboles y sin transporte público suelen tener menor ruido y mayor demanda familiar.
5. ¿Por qué cada vez más compradores buscan calles silenciosas?
Porque el silencio da salud, descanso y seguridad emocional. Y eso, en la ciudad, ya vale más que un metro cuadrado extra.
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